La región conocida como la Megalópolis, conformada por la Ciudad de México (CDMX), Estado de México (Edomex), Hidalgo, Puebla, Morelos, Querétaro y Tlaxcala, enfrenta una verdadera situación de emergencia, primero por lo bajos niveles de almacenamiento de agua en el Sistema Cutzamala, que impacta a por lo menos cinco millones de habitantes del Valle de México, y en segundo lugar por el pronóstico de la presencia de una temporada seca-caliente intensa.
De esta forma, se esperan en los próximos meses una condiciones de sequía y elevadas temperaturas, que favorecerán el desarrollo de incendios con posibles episodios de ondas de calor.
Durante el seminario «Revisión de la situación de la calidad del aire de la Megalópolis», expertos de la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe), el Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM; Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), y del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), manifestaron que esta situación se vincula con el fenómeno de El Niño, por lo que se prevé una disminución de las precipitaciones pluviales en la región.
Sugieren evaluar políticas y programas ambientales
En este sentido, los especialistas sugirieron evaluar las políticas y programas ambientales con criterios de multi contaminantes; implementar medidas de mitigación orientadas a reducir emisiones por quema de biomasa para disminuir las emisiones a nivel local y regional; considerar las fugas de gas LP para dirigir acciones para mejorar la calidad del aire y la mitigación de emisiones climáticas, así como acelerar la regulación de los compuestos orgánicos volátiles (COV).
Recordaron que en la Megalópolis, la mayoría de las ciudades y zonas metropolitanas, presentan problemas de calidad del aire ligados a altas concentraciones de partículas suspendidas (PM10 y PM2.5) y ozono.
Agregaron que el impacto de la quema de biomasa también influye en los niveles de ozono; la especiación química de partículas y compuestos orgánicos volátiles al norte de la CDMX; la especiación química orgánica de partículas en la región de Tula-Tepeji, Hidalgo; la especiación química, factores de emisión y datos de actividad de COV en productos de limpieza, cuidado personal, esmaltes, recubrimientos y pinturas, entre otros.
Los científicos indicaron que se debe seguir estudiando la química atmosférica y revisar los nuevos hallazgos en materia de monitoreo y modelación para la toma de decisiones en las políticas públicas, además, de fortalecer con recursos económicos a los sistemas de monitoreo de calidad del aire, para aprovechar toda la infraestructura existente y contar con mejor información y de forma oportuna, así como la necesidad de la actualización de las normas ambientales.